Mensaje: #1
Para entender la crisis económica internacional
Esta nota es un fragmento de un debate entre algunos economistas realizado en el IPS (inst. del pensamiento socialista).
Vale la pena leerlo, al menos para empezar a hablar porque el análisis necesario para entender el funcionamiento del capitalismo en el último periodo y cómo se llega a la actual crisis implica mucho tiempo de lectura.
Veamos que interés hay en el tema, y si surge estoy dispuesto a ampliar alguno de los distintos puntos planteados
Jueves 2 de octubre de 2008
ESTEBAN MERCATANTE: “Esta crisis tiene que ver con la forma en que se sale de la última gran crisis de los ‘70”
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[…] Creo que la coincidencia en los análisis hasta ahora, es que a diferencia de los economistas en boga como Krugman o Rubini, que culpan de la crisis a la voracidad del capital financiero, esta es una crisis del capitalismo. La pregunta que voy a intentar responder es cómo se vincula esta crisis a cómo viene funcionando el capitalismo y algo que es central para el capitalismo que es el problema no sólo de la realización, de poder vender lo producido, sino también de poder hacerlo de forma rentable.
Me parece importante destacar que esta crisis tiene mucho que ver con la forma en la que se sale de la última gran crisis del capitalismo mundial que fue la de los ‘70. Coincido con Claudio en que esa crisis marcó un fin de ciclo, del boom de posguerra, basado en condiciones que podríamos considerar excepcionales. Hay un fuerte vínculo entre la manera en que se sale y el rol que empieza a jugar la búsqueda de valorización a través de las finanzas. En ese momento hubo una crisis de sobreacumulación, no sólo de sobreproducción. Se salió a comienzos de los ‘80, centralmente a partir de la ofensiva sobre el trabajo. Luego se cimentó con la desregulación, la posibilidad de abrir nuevas áreas para la valorización del capital como fueron las privatizaciones, la expansión capitalista a los Estados obreros, lo cual implicó nuevas posibilidades de acumulación rentable para el capital. Pero lo central fue la ofensiva sobre el trabajo. Para Marx este era un factor que contrarrestaba la tendencia a la caída de la tasa de ganancia pero que no anulaban los factores que conducen a ella, es la acumulación de capital que conduce por su propia lógica al reemplazo de trabajo vivo (trabajo asalariado) por trabajo maquinaria en escala creciente bajo la presión de la competencia capitalista.
[…] En este marco con la desregulación financiera, de lo que se trataba era de abrir nuevas vías para las ganancias que no tenía mucho sentido reinvertir en la producción. Mientras que la reinversión de las ganancias en la producción cayó ligeramente como proporción de la producción total, pasando del 25 al 22%, en cambio la inversión de las ganancias en activos financieros creció 10 veces, pasando del 2% al 20% del total de la producción. Es decir que casi por cada dólar gastado en ampliar la capacidad productiva se destina otro dólar a inversiones financieras.
[…] Esta gran creación de capital ficticio, -como definia Marx, el nuevo valor sólo puede surgir de la explotación directa del trabajo asalariado-, explica que hoy no haya relación entre la masa de esos capitales y el plusvalor generado, que debería “validarlo”. Hay una masa de riqueza que se valorizó sin que mediara la explotación del trabajo asalariado, y sin que guardara relación con las ganancias producidas en ninguna actividad productiva. Esto particularmente se aceleró desde la última crisis, el estallido de la burbuja de la “nueva economía” en el 2000. Se aprovechó el dinero barato gracias a la política de la Reserva Federal de bajar las tasas desde 2001, para comerciar masivamente títulos hipotecarios.
[…] La riqueza creada financieramente sólo puede sostener por un tiempo la ilusión de que ha creado un nuevo valor. Mientras haya confianza en que el proceso pueda sostenerse y se mantenga una tendencia a la suba de todas las cotizaciones. Pero cuando hay algún eslabón débil como fue el problema de insolvencia de un sector de deudores como en este caso de las hipotecas, que estalló como producto de la suba de la tasa de interés que se dio en 2006 se empieza a ver que detrás de ese problema de solvencia está la completa desrelación entre el capital ficticio acumulado, la riqueza financiera, y la plusvalía generada que debería respaldar esa acumulación, es el proceso que está en curso y lo que está amenazando es una destrucción masiva de riqueza completamente ficticia.
[...] Respecto de EE.UU., es cierto que tiene recursos para manejar la crisis con los que no podría contar ningún otro Estado. Ha logrado que incluso en el medio de la crisis que lo tiene como epicentro, los inversores atemorizados se fuguen hacia el dólar y los bonos del tesoro. Pero no puede descartarse que esto cambie. EE.UU. está aumentando su deuda exponencialmente para salvar a los bancos, a lo que se suma el fuerte déficit fiscal acumulado durante los años de Bush. No se puede descartar que, en no mucho tiempo le pase a los bonos o al dólar lo que hoy le pasa a los títulos hipotecarios: que los bancos centrales asiáticos y europeos los consideren papeles basura y no quieran seguir acumulándolos. Esto podría significar una presión a un salto en la devaluación del dólar, y una enorme pérdida en la capacidad de EE.UU. de manejar como le plazca la política monetaria. […] Esta crisis amenaza significar un salto en el retroceso del rol económico de EE.UU. y acelerar las presiones por redefinir las relaciones entre las grandes potencias económicas. Creo que es importante tenerlo en cuenta, no creo que pueda pensarse que ese retroceso vaya a desarrollarse pacíficamente, mucho menos si se profundizan las tensiones sociales al calor de la crisis en EE.UU. y en todo el mundo […] puede marcar la entrada en una situación en que las crisis, guerras y revoluciones vuelvan a plantearse de forma generalizada. Creo que ese escenario empieza a estar planteado y que por eso tenemos que prepararnos para intervenir en situaciones revolucionarias. […] Si pensamos que es efectivamente una crisis del capitalismo, y no solamente de las finanzas es muy difícil pensar lo que hoy son cierres de bancos, o corridas bancarias, no signifiquen quiebras de grandes empresas industriales o comerciales. […] Por la interconexión que refleja del conjunto de los centros financieros mundiales, por el hecho que está golpeando lo que fue la base para la producción y realización de mercancías en las últimas décadas, puede generar tensiones sociales impensadas [...] El hecho de que cada día nos sorprendan cosas como por ejemplo ayer [por el lunes], pensar que el plan se iba a aprobar, pero no lo aprobaron. Ayer no había síntomas de corrida bancaria, y hoy empieza a haber algunos. Es decir, ponerle límites a la situación y subestimar las tensiones sociales que pueda generar, y el efecto que pueda tener eso sobre lo que ha sido una lógica mayormente cooperativa entre los grandes países imperialistas en las últimas décadas, hoy no sería lo más adecuado. Hay que pensar escenarios más de catástrofe porque la realidad misma los está poniendo al orden del día.
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