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La ciencia, la religión y el Capital
La ciencia, la religión y el Capital
Ningún período histórico ha sido más penetrado y más dependiente de las ciencias naturales que el siglo XX. Aun así, ningún período…ha estado menos en paz con ellas. Tal es así, que en pleno siglo XXI a un nuevo experimento científico, dirigido por más de 6.000 físicos e ingenieros de todo el mundo y con un costo apenas menor que el pago de la deuda externa al Club de París por el Gobierno de Cristina F. de Kirchner, se le ha dado el nombre de “La máquina de Dios”. Máquina que descubrirá el Bosón de Higgs, a su vez denominada “La partícula de Dios” ya que solo existe en las mentes de estos científicos y nunca fue probada su existencia. No es la primera vez que el hombre ante semejante misterio incurre a la formula divina de “Dios”.
Fueron muy pocos los científicos que han sabido sortear el dogma de la religión. El mismo Albert Einstein se sumió ante ella con su famosa frase “Dios no juega a los dados con el universo” queriendo referirse a su negativa a aceptar la no localidad de la mecánica cuántica. Pero menos aun, fueron los científicos que lograron escapar de las garras del capital. Unos de ellos fueron la pareja Marie y Pierre Curie, quienes con un verdadero espíritu científico nunca aceptaron la intromisión de los capitalistas en sus trabajos y hasta fueron más allá, en especial Marie, dándole el nombre de “Polonio” a unos de los elementos químicos descubierto por ella en busca de lograr algún día la independencia política de su tierra natal, Polonia. Así lo resumía: “Renunciando a la explotación de nuestro descubrimiento nosotros hemos renunciado a la fortuna que habría podido [...] ser transmitida a nuestros hijo […]La humanidad necesita hombres prácticos, que sacaran el mayor provecho de su trabajo, y, sin olvidar el interés general, salvaguardar sus propios intereses. Pero la humanidad también necesita soñadores, para quienes el desarrollo de una tarea sea tan cautivante que les resulte imposible dedicar su atención a su propio beneficio. […] una sociedad bien organizada debería siempre asegurar a sus trabajadores los medios eficaces para cumplir su función en una vida desembarazada de las preocupaciones materiales y libremente consagrada al servicio de la investigación científica."
Es prácticamente imposible pensar hoy día, que bajo este sistema capitalista los científicos puedan desarrollar sus experimentos con total independencia. Ya que todos los experimentos científicos de hoy día requieren de lo más avanzado de la ciencia y la tecnología, de laboratorios con equipamientos modernos y materiales costosísimos que ningún científico puede aspirar a tener jamás. Es así como el capital se asegura todos los medios por los cuales los científicos pueden poner mano al desarrollo de las ciencias…y he aquí sus límites, ningún experimento científico es dirigido en contra de la voluntad e intereses de los capitalistas, estos tiene poder de decisión sobre el fin último de los experimentos: su utilidad. ¿O acaso los mayores avances científicos no fueron impulsados con fines netamente militares?
La “propiedad intelectual”
Un científico no puede jactarse de un nuevo descubrimiento sin reconoce necesariamente la dependencia de él con sus predecesores. Como lo afirma Isaac Newton “Si he visto más lejos ha sido porque he subido a hombros de gigantes”, es una gran verdad… esto es así porque la ciencia no es una función de los hombres de ciencia individuales; es una función social. La valorización social de la ciencia, su valoración histórica, queda determinada por su capacidad para incrementar el poder del hombre y para armarlo con el poder de prever los acontecimientos para el dominio de la Naturaleza…solo los intereses mezquinos de los capitalista son capaces de usar este poder en contra de terminar con la explotación de seres humanos, con los miles de millones de pobre en el mundo, guerras, etc.
Los alcances del materialismo dialéctico
El Gran Colisionador de Hadrones es una poderosa máquina que tiene como fin detectar empíricamente la existencia de partículas elementales que constituyen la materia, en este caso la del protón. Y de este modo “recrear” los instantes previos al Big Bang; teoría que formula el supuesto modo que dio comienzo al universo.
Este experimento da cuenta del carácter completamente materialista de la existencia del universo y su funcionamiento netamente dialéctico, ya que lo que se busca es justamente la negación de la misma materia: la antimateria. En la naturaleza a cada una de las partículas que constituyen la materia le corresponde una antipartícula que posee las mismas características pero con distinta carga eléctrica. La antimateria es una sustancia que no se encuentra con facilidad en el universo y para crearla es necesario grandes cantidades de energía…la síntesis entre materia y antimateria, toda la masa de las partículas se convertiría en energía, y esta energía resultaría mucho más eficiente que cualquier otra energía conocida hasta hoy día (petróleo, uranio, hidrógeno, etc.).
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