Les dejo una nota escrita por un compañero de Francia q cuenta como responden los trabajadores (técnicos e ingenieros muchos de ellos) frente a los despidos y cierres de fabricas. Muy buena, Saludos

Por Danièle Cobet
militante de la FT y de la Tendencia CLAIRE del NPA

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En medio de los efectos devastadores de la crisis económica con despidos masivos y cierres de empresas, la clase obrera francesa viene siendo una de las primeras en responder. Desde comienzos de este año hubo una cantidad importante de conflictos, en especial en el sector autopartista.



Toma de rehenes de patrones y dirigentes

Muchos de estos conflictos se hicieron conocidos por sus métodos radicales, en particular por la toma de patrones y directivos como rehenes por parte de los obreros en lucha. Estas acciones, vistas en Francia durante el ascenso de los años ‘60 y ‘70, vuelven a ser utilizadas como vimos en la planta de Michelin en Montceau-les-Mines en la que 4 directivos, entre ellos el director de la planta, estuvieron retenidos en una oficina durante la noche del martes pasado. Los obreros reclamaban la suspensión de las sanciones de 2 compañeros luego del anuncio de la eliminación de 1093 puestos de trabajo en este gigante francés del neumático, 477 de ellos en la planta de Montceau-les-Mines.

Métodos “explosivos”...

En la última semana, acciones aun más espectaculares ocuparon las primeras planas: la amenaza de hacer explotar la fábrica utilizando garrafas de gas y circuitos eléctricos. Los primeros en utilizar este recurso fueron los obreros de la autopartista New Fabris en Châtellerault, pequeña ciudad industrial del oeste de Francia, donde sus 366 trabajadores podrían perder sus empleos ante el cierre de la planta. La contradicción salta a la vista en las reivindicaciones detrás de este método de lucha tan extremo: los obreros no piden mantener sus puestos de trabajo, reclaman que Peugeot-Citroën y Renault les pague la indemnización por despido (como en la mayoría de los conflictos del sector) ya que las ven como responsables del cierre de la planta, debido a que el 90% de su producción abastece estas dos automotrices.

Días después se le sumaron dos fábricas: en la planta de Nortel en Châteaufort, que produce piezas para telecomunicaciones, los empleados (la mayoría técnicos e ingenieros) pusieron garrafas de gas sobre el techo de la planta y amenazaron hacerla volar por los aires si no se acordaba el pago de una indemnización de 100.000 euros para los 467 despedidos. En la de JLG, cerca de Burdeos, los 163 trabajadores, que hacían huelga en solidaridad con 53 compañeros despedidos, amenazan con explotar el patrimonio de la fábrica si no se les paga indemnizaciones por un valor de 30.000 euros (la patronal ofrece 16.000).

… pero por reivindicaciones todavía defensivas

Más allá de la relativa eficacia de esos métodos, ya que en Nortel acaban de lograr indemnizaciones entre 30 y 50.000 euros, la contradicción evidente entre la radicalidad de estas formas de lucha y el contenido de las reivindicaciones expresa el momento actual de la crisis y de la situación general de la clase obrera en Francia. Por una parte, este fenómeno de resistencia obrera está todavía en sus inicios, lo que hace que la subjetividad obrera sea todavía bastante defensiva. Por otra parte, la situación de estos conflictos, sin coordinación con otras luchas, lleva a la desesperación y a la necesidad de desarrollar métodos espectaculares y mediáticos para lograr negociar aunque sea un pequeño aumento de las indemnizaciones. Esta situación es, en gran parte, consecuencia de la política de la burocracia sindical, que trata por todos los medios de mantener las luchas fragmentadas y de canalizar la bronca de los trabajadores y de la juventud hacia jornadas aisladas de movilización.

Molex y la defensa de los puestos de trabajo

Sin embargo, se destacan fenómenos distintos. Es el caso de la autopartista Molex (parte de un grupo multinacional norteamericano), cuyos obreros de la planta de Villemur-sur-Tarn, en los alrededores de Toulouse, luego de haber recurrido a la toma de rehenes, se encuentran en huelga desde el 6 de julio. La huelga cuenta con un 95% de apoyo entre sus trabajadores y, a diferencia de otras luchas, reclaman que la planta siga abierta y se mantengan los puestos de trabajo. Plantean que las indemnizaciones sólo estarán planteadas en caso de que no sean concedidas sus reivindicaciones.

Uno de los huelguistas explica en una entrevista que habría dos soluciones posibles: una, es que haya un comprador, que podría ser uno de los dos grandes grupos automotrices. Otra solución sería que la fábrica fuera puesta bajo control obrero. Según ese trabajador, “no va a ser fácil, pero sería una muy buena solución para que podamos decidir sobre nuestro futuro y las ganancias que se podrían obtener. La planta es rentable y puede vivir sin el grupo Molex. Que los trabajadores tomen la fábrica no es algo utópico. Hay ejemplos en el País Vasco, en Argentina y otros lugares del mundo. Los asalariados no tienen la misma visión que los accionistas. Ellos tienen lazos con las herramientas de trabajo, sin buscar llenarse los bolsillos. Mientras que uno pueda vivir decentemente, el problema está resuelto”.1

Los obreros de Molex tratan de buscar la unidad con otras fábricas en huelga y han hecho acciones con la fábrica Freescale. ¿Será un signo que estaría anticipando el surgimiento de una nueva subjetividad, capaz de superar la traba de las direcciones burocráticas y poner los métodos radicalizados al servicio de objetivos más ofensivos para que la crisis la paguen los capitalistas? Vale la pena seguirlo...

1 http://www.dailymotion.com/video/x9uz6s ... -ouvr-news