Para todos aquellos que vivimos en la provincia de Buenos Aires, o sea, de la General Paz/el Riachuelo para afuera (sí sí, hay vida del otro lado), tenemos que lidiar día a día con largos e insoportables viajes en el
transporte público.
Ya sea bondi, subte o tren, siempre va a haber algo en ellos que te amargue el día.
Ya bastante uno tiene que soportar que las condiciones de los vehículos no son las óptimas y que en horarios pico se viaja amontonado y bien apretadito, que encima resulta que aparecen ciertos
especímenes, algunos simpáticos, otros no tanto.
En el transporte público nos podemos encontrar con las siguientes criaturas:
- El chofer del bondi: Te trata mal, siempre te trata mal, te pone cara de orto y te contesta para la mierda cualquier pregunta que le hagas. Es mejor no hablar con esas personas.
- Los que se pelean con el chofer del bondi: Estas personas son incluso más irritables porque, a pesar de que tienen razón, se la pasan discutiendo todo el viaje con el chofer porque les dijo mal una calle o les puso mal el boleto y se pelean por cinco centavos de mierda y uno tiene que andar escuchando.
- La mujer embarazada: Se cree la reina del Universo y dueña del transporte público. Uno talvez no la ve venir y ella ya viene hacia vos y casi más te grita y te ordena que te levantes para cederle el lugar. O sea, podría pedirlo bien. Por otro lado, en los vehículos hay asientos reservados especialmente para personas con movilidad reducida y son esos los lugares en donde tiene que decirle a la gente que le deje el lugar, no en cualquier lado.
- La mujer (u hombre) que va con niño(s): Son incluso peores y más irrespetuosos todavía. Su frase favorita es "¿No ves que estoy con la criatura?" y te forrean de una manera...
- El/la de la bicicleta: Se sube al tren como si nada en un vagón que no es el furgón y se pone en el medio del camino y pretende que todos se corran y que ni se te ocurra poner un dedo sobre su bicicleta porque se pudre todo.
- El de los auriculares: Va como si nada con el volumen a todo pedo quedándose sordo y la música se escucha en todo el vagón (por lo general es cumbia).
- Los turistas: Se los suele encontrar más que nada en los subtes y se zarpan en pelotudos. No tienen ni el más sentido de orientación y te preguntan si esta es la línea D cuando arriba hay un cartel enorme que dice línea C. Lo peor es que te hablan en inglés de una presuponiendo que todos hablan ese idioma y no saben ni una palabra de español, cosa que no sucede a la inversa cuando nosotros vamos a otro país que tenemos que adaptarnos al idioma de ellos.
- El sucio: Simplemente uno que tiene una baranda de no haberse bañado por semanas y el olor no se soporta.
- El degenerado: Uno está viajando tranquilamente y este tipo va y se cruza toooodo el vagón (y te empuja) para ponerse detrás de una minita con pantalón ajustado y apoyársela durante todo el viaje. Lo peor es que es muy alevoso y la gente se da cuenta, no es boluda.
- Los vendedores ambulantes: Pese a que en todos los transportes hay carteles que dicen que está totalmente prohíbida la venta ambulante, existen y muchos. Ya cansan siempre con el mismo versito que se estudian de memoria con la descripción del producto que ni ellos saben para qué sirve. Entre los productos más comunes están los chocolatiens vencidos, la linterna que no lleva pilas, el juego de destornilladores, la Guía T, la calculadora científica, el diccionario, las tarjetas SIM de celulares, el buscapolos, etc.
A veces son más elocuentes que en otras ocasiones y te logran convencer de que les compres y al cabo de dos días te arrepentís porque el dispositivo se te rompió después de usarlo apenas un par de veces.
- Los que piden limosna: De estos hay millones y de cada tipo distinto. Se pueden clasificar de la siguiente manera:
- El que da lástima: Directamente entra y se pone a decir las mil y una desgracias que tuvo en la vida y que no tiene un centavo para alimentar a su centenar de hijos y que no consigue laburo porque blah, blah.
- Los que no hablan: No te dicen nada pero te extienden la mano con un papelito fotocopiado con una letra cuasi ilegible que dice todo el discursito de que no tienen para comer. Puede ser tanto el papelito ese como una estampita. La metodología normal es que pasan por el vagón y le dejan a cada uno el papel y siguen de largo, luego vuelven y pasan por cada lugar y recolectan el papel o las monedas que les dan.
- Los chicos: Nenes de no más de ocho años que hacen el mismo procedimiento que los anteriores pero por lo general primero te ponen la mano como para que los saludes estrechándola y luego te da el papel. La mayoría directamente no le da la mano y que pase de largo. La primera vez que vi algo así, el nenito me ponía la mano para saludarme y yo le dije "hola" y como no estaba "programado" para esa respuesta, se asustó y se fue.
- Los que no aceptan devoluciones: Hacen lo mismo. Reparten papelitos relacionados con la religión o señaladores o cosas así, pero con la diferencia que antes dicen unas palabras y en particular "Yo esto es un obsequio que les doy de parte mía así que no me lo devuelvan". De esta manera logra que una mayor cantidad de gente le de plata a cambio. Yo nunca los agarro los papelitos esos pero este tipo te lo enchufa a la fuerza. Una vez lo tuve que perseguir por dos vagones porque yo no lo quería y el no lo quería recibir, hasta que al final se lo pude dejar.
- Los músicos: Estos son los que mejor me caen y los únicos que a veces logran que les tire una moneda. Por lo general son un grupete de aborígenes que se vienen con la guitarra o el charango, con el siku y el bombo y se tocan unas buenas chacareras y zambas que suenan bastante bien.
- El que no paga boleto: Cuando el inspector pasa a verificar los boletos el sujeto no lo tiene porque se hizo el boludo y se inventa toda una historia para justificarse y es insoportable.
- El del Nextel: Se hace el groso porque tiene Nextel y se la pasa a los gritos hablando por la mierdita esa de manera tal que todos escuchen su importantísima conversación.
- Los chorros: Y bueno, estos están en todos lados. En este caso son los chorros del tipo de los que hurtan, o sea que tenés que estar siempre atento a los bolsillos y es una preocupación más.
- El que fuma: A pesar de que hay carteles que dicen que está prohíbido fumar, a veces a un loco se le ocurre prender un cigarrillo. Lo molesto no es tanto el humo que largue, sino la posterior discusión. Al toque siempre aparece uno y le pide de mala manera que lo apague y se ponen a discutir al borde de agarrarse a las piñas.
- Los grupos de niños: A veces uno agarra un bondi justo cuando es el horario de salida de alguna escuela y se sube un batallón de pendejos y hacen un quilombo de puta madre. Gritan, corren, empujan, molestan
- La gente: Sí, simplemente la gente. En particular en las horas pico. La gente tiene la tendencia a idiotizarse cuando está en masa. Se empujan, se gritan, se pelean sin sentido. Principalmente las peleas se suelen dar porque hay uno de los especímenes anteriormente descriptos.
O sino hay veces que se ponen a charlar (sic). O sea, en horas pico cuando uno viaja todo apretado y se empujan todos uno suele escuchar frases como "No puede ser que viajemos así como ganado" y respuestas pelotudas como "Tenemos que juntar firmas y decirle a Macri que cambie la situación" y se genera un debate estúpido alrededor de eso, como si esto fuera nuevo (desde que mi abuelo era chico se viajaba como ganado en las horas pico).
Igual, seguro que me olvidé de muchos otros especímenes que suelen aparecer.
Aclaración: Todos los citados son en casos generales y siempre hay excepciones a la regla.
... el chofer encima salta y dice me parece q lo voy a tirar del bondi jajaja 
son esas cosas que ves arriba de un bondi 1 o 2 veces en tu vida.
