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Murió Bussi, el represor que extendió su poder con votos
Tenía 85 años y una condena a perpetua sobre sus espaldas, además de varios juicios evadidos por sus problemas de salud. Gobernó Tucumán en la dictadura y en los '90.
Murió ayer en una clínica cardiológica de la capital tucumana, donde había sido internado el lunes último, el ex general de división (degradado por el Ministerio de Defensa este año) Antonio Domingo Bussi, dos veces gobernador de Tucumán -una de facto y otra electo- y figura emblemática de la última dictadura militar. Tenía 85 años.
Estaba detenido desde el 15 de octubre de 2003. Al momento de su internación, cumplía prisión domiciliaria en un country club del municipio de Yerba Buena, debido a su edad y delicada salud.
Había recibido una condena firme a prisión perpetua por uno solo -la desaparición de un senador provincial, en 1976, en Tucumán- de los numerosos crímenes de lesa humanidad de los que había sido acusado. Por su incapacidad física, había sido separado de otros tres juicios orales por delitos de ese tipo cometidos en Tucumán.
Cuando a mediados de los '70 comandó el "Operativo Independencia" en el monte tucumano, funcionaron bajo sus órdenes cerca de cuarenta centros clandestinos de detención. Entre ellos, el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga, el mayor del norte argentino, donde desaparecieron más de 200 personas, según varios testimonios.
Allí, según contó el gendarme Omar Torres ante la Conadep, Bussi daba el ejemplo a sus subordinados y era el primero en dispararles un tiro en la cabeza a los cautivos antes de echarlos a las fosas donde sus cuerpos eran quemados. Bussi gobernó Tucumán dos veces: la primera, en 1976-77, por imposición dictatorial; la otra por el voto popular, de 1995 a 1999.
Fue además diputado nacional electo en 1989 (entonces renunció a la banca), en 1993 (la ocupó) y en 1999 (le rechazaron los pliegos por haber mentido en una anterior declaración jurada ante la Cámara).
Integró, también, la convención reformadora de la Constitución Nacional en 1994. En 2003, ganó arañando (la diferencia con su rival peronista fue de sólo 17 votos) la intendencia de San Miguel de Tucumán. Pero no pudo asumir, porque la Justicia lo detuvo.
Había nacido el 17 de enero de 1926, en Victoria, Entre Ríos, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Adolescente, repartía en bicicleta los embutidos que elaboraba la carnicería de su padre, un italiano oriundo del Piamonte.
De 1944 a 1947 estudió en el Colegio Militar, en el que más tarde, a comienzos de los '50, sería instructor. De la Escuela Superior de Guerra egresó en 1957 como oficial de Estado Mayor. En 1958 se casó con la correntina Josefina Bigolio, madre de sus cuatro hijos: José Luis y Ricardo -sus herederos políticos-, Claudia y Fernanda.
En 1963 asistió a la escuela de Fort Leavenworth, Kansas. Por aquella época, en las academias militares de EEUU hacía furor la teoría de la "guerra contrarrevolucionaria". En 1969, durante dos meses, observaría en Vietnam la puesta en práctica de esa doctrina. Luego sucedió al general Acdel Edgardo Vilas al frente del Operativo Independencia.
Tras el golpe militar que el 24 de marzo de 1976 derribó a Isabel Perón, Bussi asumió como interventor en la provincia. Tras ser, luego, director nacional de Gendarmería y comandante de los cuerpos III en Córdoba y I, en Palermo, se retiró en 1981.
Resurgió a la vida pública en 1987, como candidato a gobernador con Defensa Provincial Bandera Blanca. Perdió, pero sacó un significativo número de votos. Al año siguiente fundó su propio partido, Fuerza Republicana (FR), en lo que parecía una marcha irrefrenable hacia la gobernación tucumana. Esa percepción se vio reforzada en 1990 por el claro triunfo de FR en las elecciones provinciales de constituyentes. Con mayoría propia en la convención, el bussismo reformó la Constitución local.
Pero el anhelo de Bussi de consagrarse gobernador en los comicios de setiembre de 1991 fue frustrado por la victoria de Palito Ortega. Tuvo su revancha en 1995. Como gobernador, Bussi optó por la subordinación a Menem. Pero esa actitud no impidió que el menemismo le soltara la mano cuando, en febrero de 1998, el juez español Baltasar Garzón halló en Suiza una cuenta suya no declarada. Lloró al verse descubierto, primero negó y luego admitió que era cierto.
Llevado a juicio político, fue suspendido 60 días, pero no destituido. El Ejército sólo lo amonestó por "falta grave". Hubo una investigación judicial por presunto enriquecimiento ilícito. Según la Justicia suiza, fueron cuatro las cuentas a nombre de Bussi, su esposa o sus hijos. Al cerrarse la última en 1997, se transfirieron al Citibank de Nueva York U$S 243.000. Ni él ni FR se recuperaron jamás del descrédito causado por tal revelación.
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