Mensaje: #2
Re: establecer prioridad en administrador de tareas
Bueno, te lo aclaro:
En otro artículo aprendimos cómo usar el administrador de tareas de Windows. Allí hay instrucciones generales para abrir y usar el programa.
Pues bien, uno de los usos importantes de este accesorio es el de asignar «prioridades» a distintas tareas. O sea, con él podremos indicarle a Windows que dé preferencia a ciertos procesos por sobre otros… ¿Para qué sirve esto? Sobre todo es útil cuando se están ejecutando varios programas a la vez, y uno desea que uno de ellos tenga prioridad, o que le deje lugar a otros, ya que no tiene tanta urgencia.
Un ejemplo típico es el programa Seti-at-home (o BOINC), que ayuda a la investigación de señales espaciales. Este programa funciona solo cuando el procesador tiene tiempo libre (por ejemplo, en el tiempo entre la pulsación de teclas al escribir este artículo, o mientras me detengo a pensar). De esta manera, el programa aprovecha los tiempos muertos del procesador, sin afectar la productividad normal. En este caso, en realidad, el usuario no tiene que hacer nada, ya que el programa se instala en forma predeterminada con «prioridad baja».
Otro programa con una opción para ejecutarlo con prioridad inferior a lo normal es DVD Shrink. Si se selecciona, uno puede seguir usando el ordenador normalmente mientras el programa recomprime vídeos «en segundo plano».
De hecho, cada vez que se «minimiza» un programa, su prioridad automáticamente desciende un poco; pero es posible hacerlo más sistemáticamente con el Administrador de tareas.
Para esto, se hace clic derecho sobre el proceso que nos interesa (generalmente tiene el nombre de su archivo ejecutable) y pinchamos sobre la opción «Establecer prioridad».
Allí hay cinco opciones:
* Tiempo real
* Alta
* Arriba de lo normal
* Normal
* Debajo de lo normal
* Baja
Escogemos la que preferimos, ¡y ya está!
Pero antes sale un anuncio que advierte que si se cambia la case de prioridad del proceso, se pueden producir resultados no deseados, incluso la inestabilidad del sistema. Este cartel tiene su razón de ser, que indicamos a continuación:
Fundamentos del uso
En un ordenador, en realidad los programas se van ejecutando en modo secuencial, uno tras otro, aunque parecen ejecutarse simultáneamente. ¿Cómo es esto?
Sucede que el sistema operativo divide el tiempo del procesador en pequeñas fracciones, de unos pocos milisegundos cada una, y asigna una fracción a un programa determinado, digamos MS Word. Cuando el procesador ejecuta lo que Word le pide, durante esa fracción de segundo, «pregunta» al sistema operativo qué tiene que hacer a continuación. El sistema operativo guarda una «cola» de programas que le han pedido tiempo de procesador, y asigna la siguiente fracción de tiempo a otro programa que también se esté ejecutando, digamos, Firefox. Pero si Firefox no ha pedido hacer nada nuevo (aunque esté en pantalla), entonces el sistema operativo le pasará el tiempo de nuevo a Word (o a otro programa que lo necesite)... y así en una rueda de turnos, que se repite varias veces por segundo.
Para el usuario, los programas parecen ejecutarse simultáneamente. Y si el sistema no está muy recargado, éstos también responden instantáneamente a las peticiones del usuario.
Para administrar la «cola», Windows tiene en cuenta las «peticiones» de los programas (si un programa no hace una petición de tiempo, lo pasa por alto) y «la clase de prioridad». La mayoría de los programas tienen prioridad «normal», lo cual quiere decir que se reparten el tiempo de procesador más o menos equitativamente entre ellos (mientras están realmente activos). En cambio, los que tienen «prioridad debajo de la normal» reciben «turnos» más espaciados, menos frecuentes (lo cual no quiere decir que no trabajen, solo que el procesador les dedica menos tiempo), y los de «prioridad baja» sólo reciben la atención del procesador cuando no hay ninguna otra cosa que hacer (lo que suele ocurrir a menudo en un ordenador de escritorio).
¿Y las prioridades «altas»? Con estas, sucede al revés: Windows atiende más frecuentemente las peticiones de estos programas, y no los hace esperar. El resultado es que parecen más rápidos. Hay unos pocos procesos internos de Windows que reciben este tratamiento especial. En mi equipo: csrss.exe y winlogon.exe. También lo recibe el propio Administrador de tareas (taskmgr.exe) cuando está activo. De esta manera, puede atender al usuario, aun cuando otros programas requieren su atención. Por eso es posible (¡a veces!) terminar procesos «rebeldes» o «colgados», usando el Administrador de tareas, dado que éste goza de prioridad sobre esos procesos.
Precaución:
No se debe «bajar» la prioridad de procesos que Windows ha marcado como de alta; o el sistema no funcionará bien. También hay que tener cuidado con subir demasiado la prioridad de programas comunes (como, por ejemplo, Word). Generalmente, con «Normal» funcionan bien. En todo caso, puede subirse «Arriba de lo normal». Por ejemplo, si quieres escuchar música con menos interrupciones, puedes asignarle al Winamp una prioridad por encima de lo normal. Por otra parte, no conviene tener varios programas (salvo los internos de Windows) con prioridad «alta».
En cambio, si uno está ejecutando un programa secundario, o que dura mucho tiempo, como un compresor de vídeo, o la desfragmentación de un disco, se le puede asignar una prioridad «por debajo de lo normal», para que no interfiera en el uso habitual del equipo.
Atención: Estos ajustes no hacen más rápidos a los programas, solamente varían la prioridad de ejecución; lo cual depende de cuáles otros programas se estén ejecutando. Si la máquina está desocupada, aun un programa con prioridad «baja» se ejecutará a la máxima velocidad posible… mientras no haya otros programas con mayor prioridad que reclamen el tiempo.
En otro artículo, aprenderemos a preestablecer la prioridad de algunos programas, para que se carguen ya desde el principio con una determinada prioridad.
Obviamente, esto no lo escribi yo, sino que fui a google y puse: "establecer prioridad en administrador de tareas" y fui al primer link.
Suerte, capo!.
Es el amor el responsable, única guía del espíritu imperfecto
|